Exploring the biblical theology of Christian egalitarianism

Search
Close this search box.

1 Tim 2:12 y los hombres de la Biblia que fueron guiados por mujeres piadosas

1 Timothy 2:12, the created order, and Bible men who were guided by godly women

La mujer sabia de Abel Beth Maacah en una torre fortificada con un aspecto decididamente medieval.
Esta ilustración procede de la Biblia Morgan del siglo XIII. (Wikimedia Commons)

Algunos cristianos creen que 1 Timoteo 2:12 contiene una prohibición eterna que prohíbe a una mujer enseñar a un hombre y ejercer autoridad sobre él. También creen que el versículo 13 contiene una razón para esta prohibición.

No permito que una mujer enseñe o ‘ejerza autoridad sobre’ [authentein] un hombre; más bien, debe permanecer callada. Porque primero fue formado Adán y luego Eva (1 Tim. 2:12-13).

El erudito del Nuevo Testamento Douglas Moo es una persona que cree que “estas restricciones [en el versículo 12] son permanentes, y tienen autoridad para la iglesia en todos los tiempos, lugares y circunstancias ya que los hombres y las mujeres desciendan de Adán y Eva”. Pero no estoy tan segura del alcance universal de 1 Timoteo 2:12.

Si el orden creado del hombre primero, la mujer después, significa de alguna manera un principio divino, universal e incontrovertible, ¿por qué entonces hay muchos ejemplos de mujeres en la Biblia que sí tenían autoridad, y que sí enseñaban y dirigían a ciertos hombres? ¿Y por qué ninguno de estos hombres tuvo problemas con esta orientación por parte de las mujeres? Seguramente debemos entender que estos hombres y mujeres descienden de Adán y Eva, ¿no es así?

Los siguientes hombres no parecían considerar que el orden creado fuera un factor, y mucho menos un impedimento, con respecto a que una mujer enseñara o dirigiera, y escuchaban lo que las mujeres tenían que decir.

He aquí una lista de hombres de la Biblia que no tuvieron ningún problema en ser guiados y dirigidos por mujeres piadosas.

Dos espías israelitas siguieron al pie de la letra las indicaciones de Rahab. Siguiendo sus indicaciones, escaparon de ser capturados por los hombres del rey de Jericó (Jos. 2:16, 22). Además, la información que los espías trajeron a Josué son las propias palabras de Rahab, y estas palabras son ahora parte de las escrituras (Jos. 2:9, 24). (Más información sobre Rahab aquí).

Barac, el general del ejército de Israel, dependía del liderazgo de Débora. Y los israelitas, presumiblemente tanto hombres como mujeres, acudían a Débora para que tomara decisiones sobre asuntos importantes (Jueces 4:46, 8). Algunas de las palabras de Débora también forman parte de las escrituras (Jueces 5:1ss). (Más información sobre Débora aquí y aquí).

David aceptó la profecía de Abigail (1 Sam. 25:2-42), y el rey Lemuel aceptó los oráculos que le enseñó su madre (Prov. 31:1-9). Las palabras de estas mujeres están registradas en las Escrituras, donde todavía instruyen a hombres y mujeres. (Más sobre Abigail aquí, y sobre la madre del rey Lemuel aquí).

Joab, el general del ejército de David, hizo caso a las palabras de la mujer sabia de Abel Bet Maaca, que actuó como vocera y negoció con él la seguridad de su pueblo (2 Sam. 20:14-22). Joab aceptó su plan, al igual que los habitantes del pueblo que lo pusieron en práctica (2 Sam. 20:22). (Más información sobre la mujer sabia de Abel Beth Maacah, y otras mujeres bíblicas con autoridad, aquí).

El rey Josías envió una prestigiosa delegación de hombres a la profetisa Hulda para consultar al Señor sobre el libro de la Ley redescubierto (2 Cr. 34:19-33, etc.). Hulda hablaba a los hombres en nombre de Dios, al igual que otras profetisas. (Más información sobre Hulda aquí).

Mardoqueo y Abraham hicieron lo que su sobrina y su esposa, respectivamente, les indicaron que hicieran, y así los hombres se alinearon con la voluntad de Dios (Est. 4:17 NVI; Gén. 21:12). (Más información sobre Ester aquí.)

No hay razón para pensar que los hombres del templo, los que esperaban la redención de Jerusalén, tuvieran problemas con la profetisa Ana cuando les habló del Mesías (Luc. 2:37-38). Más bien, Ana es presentada en el Evangelio de Lucas como una profetisa respetada. (Más sobre Ana, y otras profetisas, aquí).

Jesús no impidió que la mujer samaritana hablara de él a los hombres de Sicar (Juan 4:4-42). Y más tarde dio instrucciones expresas a María Magdalena para que contara a sus “hermanos” el sorprendente mensaje de que estaba vivo (Jn. 20:17-18). (Más sobre la mujer samaritana aquí, y sobre María Magdalena aquí).

Ni a Lucas, que tradicionalmente se considera el autor de los Hechos, ni a Apolos, maestro y apóstol en ciernes, pareció preocuparles que Priscila, junto con su marido Aquila, corrigiera a Apolos y le explicara teología. (Más sobre Priscila aquí).

El historiador de la iglesia Eusebio revela que las cuatro hijas de Felipe eran famosas profetisas que ministraban en la iglesia primitiva. No hay nada que sugiera que su ministerio estuviera limitado a las mujeres. (Más información sobre las cuatro hijas de Felipe aquí).

Esta lista de hombres incluye a reyes, generales, un patriarca y un maestro, pero no hay ninguna indicación de que ninguno de estos hombres se sintiera afrentado por las mujeres que los guiaban y aconsejaban. Tampoco hay ninguna indicación de que su masculinidad se viera amenazada o disminuida por seguir las indicaciones e instrucciones dadas por las mujeres. (Estas cosas parecen ser un problema para algunos hombres como John Piper). En cambio, parece que estos hombres respetaron a las mujeres y sus palabras.

Además, en todos estos y varios otros episodios registrados en la Biblia, no hay la menor insinuación de que los hombres estuvieran actuando indebidamente por hacer caso a las palabras de las mujeres. Más bien, los hombres se beneficiaron al escuchar a las mujeres, al igual que, en algunos casos, comunidades enteras e incluso la nación del pueblo de Dios.

No hay el menor indicio de que Dios tuviera un problema con estos hombres que eran dirigidos por mujeres. Tal vez, después de todo, el orden creado no tiene nada que ver con quién puede enseñar y dirigir, y quién puede hablar en nombre de Dios.

Tiene que haber algo más en 1 Timoteo 2:12-13 y en el uso que hace Pablo de Adán y Eva, porque el hecho es que hay muchos ejemplos de mujeres piadosas a las que Dios les dio autoridad y utilizó para aconsejar y guiar a los hombres, incluso en cuestiones de teología.

© Margaret Mowczko 2016
Traducción al español de Carolina Herrera de Angulo

Authentein como mal comportamiento en 1 Timoteo 2:12
Más artículos en inglés sobre 1 Timoteo 2:12  aquí.
Más artículos en español aquí.

Subscribe to Marg's Blog

Enter your email address to subscribe to this blog and receive notifications of new posts by email.

Loading

Join Marg's Patreon

Would you like to support my ministry of encouraging mutuality and equality between men and women in the church and in marriage?

Archives